
Vimos desde la cocina ese artilugio extraño que allí estaba, recién llegado, en la Plaza del Cabrito.
Desde el balcón, la vimos moverse, se escuchaba cómo crujía levemente y con pausas, como si se quejase por la caída, luego los crujidos se solapaban unos con otros, más rápido, más rápido, y esa sensación de...no sé, de...como de saber cosas, ¡sí! ¡de conocimiento!
Y esa masa, esa pulpa negra brotaba de todos sitios invadiendo toda la esquina de los gatos en cuestión de segundos, luego dejó de crecer, pero seguía crujiendo, y latía cambiando de forma con cada latido, parecía que se sincronizaba con nosotros.
Ahora estamos en un hotel en la playa, hemos sido evacuados, y gente de todos los países ha venido a Valencia a investigar lo ocurrido.
Mientras tanto, aquí en la playa, paseamos los tres juntos, se hace extraño porque pensamos lo mismo a veces y nos comunicamos sin hablar, y el tiempo, me da la sensación de que se está combando , es muy raro, pero estamos tranquilos,más tranquilos que nunca.
Esa cosa, a veces parece que lleve toda la vida aquí, y a veces..., a veces parece que fue ayer.
Y es que fue ayer.
1 comentario:
Deih... yo también quiero probar los hot dogs telepáticos! Tendré que verlo, pero no sé si las autoridades permitirán visitas de stalkers o garabatos desaprensivos. Un abrazo y hasta otra.
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