martes, 8 de marzo de 2011

-Abre el maletero!

-¡¡Abre el puto maletero!! ¡Joder!
Estábamos a más de 700 kilómetros de nuestro destino y los tres sabíamos que no iba a ser tan fácil como cuando lo encontramos en la ciénaga por primera vez.
-Como no esté ahí, como el puto Innombrable de los huevos no esté ahí dentro, entonces..., entonces tenemos un problema.
-¡BLAM!
Tan sólo hizo falta un golpe seco en esa lata vieja, y se abrió prácticamente solo, chirriando en la oscuridad del páramo.
En ese momento mi deseo me jugó una mala pasada y me pareció verlo encendido otra vez pero no, esta vez fue distinto, se había desvanecido.
No estaba y sin embargo...brillaba.

1 comentario:

carlos maiques dijo...

Un maletero es un armario con ruedas que lleva mentes mucho más lejos de lo que se supone. Un maletero es una caja de Pandora en potencia ¿El brillo lo que nos recuerda todo lo que puede haber pasado o todo lo que llegará a suceder?

Nebbia está empezando a tocar la armónica